CONSTELACIONES SISTÉMICAS: Elías, el pastor injustamente acusado:

 CONSTELACIONES SISTÉMICAS 


Elías, el pastor injustamente acusado:

una lección sobre chivos expiatorios y resiliencia.

 

En las constelaciones sistémicas, el concepto de “hijo basura” se refiere a un miembro de la familia que carga con los problemas, traumas o secretos no resueltos de generaciones anteriores. Este individuo, a menudo inconscientemente, asume el papel de (“chivo expiatorio”) para mantener el equilibrio familiar, aunque a costa de su propio bienestar.

El término (“chivo expiatorio”) se refiere a una persona, grupo o incluso una organización a quien se culpa de algo, independientemente de su culpabilidad real. Esta persona o grupo se convierte en el blanco de la ira, frustración o necesidad de encontrar un culpable, desviando la atención de los verdaderos responsables o de problemas más complejos.

El origen de la expresión proviene de un antiguo ritual judío descrito en la Biblia, donde un chivo era simbólicamente cargado con los pecados de la comunidad y luego liberado en el desierto, llevándose consigo la culpa.

En la actualidad, el concepto de chivo expiatorio se utiliza en diversos contextos, como:

Política: culpar a minorías o grupos marginados de problemas sociales o económicos.

Entorno laboral: señalar a un compañero de trabajo para evitar asumir responsabilidades propias.

Dinámica familiar: un miembro de la familia carga con los problemas o conflictos no resueltos.

 

Es importante destacar:

El término “hijo basura” no es un juicio de valor, sino una descripción de un rol sistémico.

Este fenómeno puede manifestarse de diversas formas, como enfermedades, adicciones, problemas financieros o emocionales.

Las constelaciones familiares ofrecen una herramienta para identificar y sanar estos patrones transgeneracionales.


Ejemplo:

En una constelación familiar, una mujer joven presenta problemas de autoestima y dificultades en sus relaciones. A medida que se desarrolla la sesión, se revela que su abuela fue obligada a dar a un hijo en adopción, un evento doloroso que nunca se discutió abiertamente en la familia. La mujer joven, sin saberlo, ha estado cargando con la tristeza y el sentimiento de rechazo de su abuela, manifestándose en sus propios problemas.

Al reconocer y abordar este patrón sistémico, la mujer joven puede comenzar a liberarse de la carga emocional que no le pertenece y sanar su propia vida.

  

HISTORIA

Elías, el chivo expiatorio de la sequía.

En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una comunidad de pastores que dependía de sus rebaños para sobrevivir. Un año, una terrible sequía azotó la región, secando los pastos y dejando a los animales sin alimento. Desesperados, los pastores buscaron una explicación a su desgracia y pronto comenzaron a murmurar que alguien debía ser responsable de la ira de los dioses.

Entre los pastores, vivía un joven llamado Elías, conocido por su bondad y amor por los animales. Sin embargo, Elías era diferente a los demás. Era huérfano y no tenía familia en el pueblo. Aprovechando su soledad, algunos pastores comenzaron a señalarlo como el causante de la sequía, argumentando que su presencia había atraído la mala suerte.

A medida que la desesperación crecía, la comunidad decidió culpar a Elías de la sequía. Lo acusaron de brujería y lo llevaron ante el consejo de ancianos. A pesar de sus protestas de inocencia, Elías fue declarado culpable y condenado a ser expulsado del pueblo.

Con el corazón roto, Elías abandonó su hogar y se adentró en las montañas. Mientras tanto, la sequía continuó y la situación del pueblo empeoró. Los animales morían de hambre y la gente comenzaba a enfermar.

Un día, un anciano sabio que vivía en las montañas encontró a Elías y escuchó su historia. El anciano comprendió que Elías había sido injustamente acusado y decidió ayudarlo. Juntos, idearon un plan para demostrar la inocencia del joven.

El anciano regresó al pueblo y convocó a una reunión. Ante la comunidad, explicó que la sequía no era un castigo divino, sino una consecuencia natural de la falta de lluvias. También reveló que Elías había sido injustamente acusado y que su expulsión no había traído ninguna mejora.

Los pastores, avergonzados de su error, pidieron perdón a Elías y le rogaron que regresara. El joven, con el corazón lleno de compasión, aceptó volver y ayudar a su comunidad a superar la sequía.

A partir de ese día, Elías se convirtió en un líder respetado y querido por todos. La comunidad aprendió una valiosa lección sobre la importancia de no buscar chivos expiatorios y de trabajar juntos para superar las adversidades.

 

 

Tere Valero

INTÉRPRETE DE LAS ESTRELLAS

 

- ASTRÓLOGA

- ASESORA PROFESIONAL EN ASTROGENEALOGÍA

- ASESORA PROFESIONAL DE CONSTELACIONES SISTÉMICAS

- BIODECODIFICACIÓN ASTROLÓGICA

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